Se dice muy fácil, pero en realidad estamos hablando de hace 25 años… ¿Qué pasaba en octubre de 1990 en el mundo? Durante este año Alemania Oriental y Occidental se unifican y cae el muro de Berlín, Octavio Paz recibe el Premio Nobel, y en nuestro país se creó el Instituto Federal Electoral (QEPD).
¿Recuerdas cómo era tu vida en ese entonces? Yo, apreciable lector, tenía 6 años, estaba entrando a primaria, casi al comienzo de mi vida escolar. Estaba listo para emprender una década de esperanza e incertidumbre hacia el año 2000, que me parecía más bien el año en que llegaría el futuro y en realidad no estaba tan equivocado.
Durante la década de los 90, la tecnología ya era una pieza fundamental de nuestras vidas. Iba en plena aceleración y desarrollo con “gadgets” que vistos en retrospectiva nos refieren a la época de las cavernas, por así decirlo.
Para empezar (al menos en este país), los teléfonos celulares eran artículos exclusivos y rarísimos, en realidad la gente tenía que buscar un teléfono público para poder llamar si estaba en la calle o llamar desde el teléfono de casa a quién desearas. Claro, eso si nadie estaba usándolo porque entonces sí, había que esperar hasta que desocuparan la línea para llamar y pedir una tarea o cualquier otra primera necesidad que existiera en esa época.
Aparentemente tenías que ser millonario para comprar una tarjeta telefónica (ok, no, era antes de los “Nuevos Pesos”).
Eventualmente aparecieron los primeros teléfonos celulares que parecían más bien armas de defensa personal que herramientas de alta tecnología. Pero también había muchos otros “gadgets” noventeros de los que actualmente tenemos vagos recuerdos… Por ejemplo:
¿Sabes qué es esto?
Bueno, pues es el abuelo de las Blackberry. Desarrollado por RIM, permitía enviar mensajes como los que se enviaban a un “pager” o “bíper”, pero sin tener que llamar para que una secretaria escribiera y enviara tu mensaje… Este aparato lo hacía a través de internet en 1996. Por su puesto que en México esta tecnología no figuraba y todos llamábamos y le contábamos nuestra vida a otro ser humano que redactaba nuestro mensaje para poder enviarlo a un aparato y que nuestros seres queridos lo pudieran leer…
Dame un segundo, que alguien me tiró un bipazo…
En mi caso estos artículos eran de uso exclusivo de los mayores… Nada que ver con la vida de los niños actuales, en donde pareciera que en la lista de útiles escolares les piden “un iPhone 5 (mínimo) o similar, con iOS 7.0.1 o superior”.
Particularmente uno de mis objetos favoritos de los 90 era este:
Probablemente la mejor consola de videojuegos construida por el hombre.
Pocas cosas me hicieron más feliz durante esos años que cuando me regalaron mi Nintendo Game Boy. ¡Wooow! Realmente era fantástico y pasaba horas y horas jugando Tetris en mi casa, en el coche, en el avión, en casa de mis abuelos, en casa de mis amigos… técnicamente era mi celular de 1996. Lo llevabas a todas partes sin duda alguna.
Las televisiones (Sony Trinitron), los relojes (Casio de calculadora), las cámaras, contestadoras automáticas, los discman, el tamagochi, la super soaker… ¡Vaya! Una infinidad de productos que abrían la puerta a lo que vendría una década después, en donde todo se empezaría hacer más pequeño, más rápido, más eficiente, menos costoso y nuestras vidas cambiarían para ser “más fáciles”, pero a la vez “menos sencillas”.
Para finales de la década, la aparición de internet (en forma comercial) marcaría nuestras vidas en forma definitiva, abriéndonos horizontes que antes estaban completamente fuera de nuestro alcance. Más información, mayor comunicación, nuevas y mejores formas de hablarnos, de transmitir mensajes y sobre todo nuevas formas de comercializar productos. Tuvimos relativamente poco tiempo para adaptarnos a una nueva realidad y descubrir que “todo lo que aprendimos en la escuela había cambiado”.
Seguro tenías millones de discos de AOL en tu casa con “Internet Gratis”
Yo soy (y entre mis amigos nos gusta, incluso nos genera cierto orgullo) de la generación que vivió la transición de la vida análoga a la vida digital. Prácticamente tenemos lo mejor de los dos mundos, porque la mayor parte de nuestra educación estuvo enfocada en saber hacer las cosas “a mano”, como se dice popularmente. Hacia el final de nuestras carreras tuvimos que aprender el “cómo se van a hacer las cosas ahora”.
Orgulloso y nostálgico les comparto un video que me saca mucho de onda y me quita la fe en la juventud, pero no puedo culparlos porque pues… no les tocó vivirlo.
Juan Campo
